Entre los países desarrollados Corea del Sur ocupa el primer lugar con el mayor número de suicidios (los cuales en su mayoría, afectan a la población que va de 10 a 30 años). En el 2016 la república surcoreana ocupó el tercer lugar con el mayor índice de suicidas, no obstante sigue siendo el #1 entre los países desarrollados. Y es que según estudios realizados en el 2015, cada día, 40 surcoreanos se quitan la vida.
Según el sociólogo francés Émile Durkheim, la concepción del suicidio es muy distinta a la que tenemos en occidente o la percepción cristiana, donde se considera pecado mortal. En Japón y Corea del Sur, suicidarse es un acto que limpia tu honor y el de tu familia. No está mal visto, la gente no se avergüenza. Además, cabe destacar que esta percepción no abarca solo a ciudadanos comunes; hay estrellas, grandes celebridades de la TV y el cine, cantantes y deportistas que se encuentran tan al límite, que cualquier desequilibrio los lleva a acabar con su vida. En el pasado, el gobierno coreano solía premiar a las viudas que decidían acabar con su vida luego de guardar el respectivo luto a su marido, ya que de esta forma le juraban fidelidad eterna. Este premio consistía en oro para sus familiares y un reconocimiento social. Sin embargo, como seguidora de la cultura coreana considero que en la actualidad temas como el suicidio y la depresión son al final un tabú, no creo que sea considerado un honor.
En este punto podemos traer a colación el caso de Roh Moohyun, quien fue el noveno presidente de corea del sur, quien se vio envuelto en problemas de corrupción y fue condenado a prisión. Moohyun decidió suicidarse en el 2009 saltando del acantilado de 45 metros “Bueong’i Bawi” que queda detrás de su vivienda. La carta suicida fue encontrada en su computador y decía: “Estoy en deuda con tanta gente. He causado una carga demasiado grande sobre ellos. No puedo empezar a comprender las innumerables agonías que he causado en el camino. El resto de mi vida solo sería una carga para los demás. No puedo hacer nada debido a mi salud. No puedo leer, no puedo escribir. No estén tristes. ¿No son la vida y la muerte parte de la naturaleza? No lo lamenten. No sientan resentimiento hacia nadie. Es el destino. Crémenme y dejen solo una pequeña lápida cerca de casa. He pensado en esto durante mucho tiempo”. De esta forma limpió su nombre y el de sus allegados. Luego de esto Roh se convirtió en una especia de ídolo; cerca de 4 millones de personas visitaron su ciudad natal “Bongha”, tan solo una semana después de su muerte.
Me atrevo a decir que todos los seguidores de hallyu conocemos la presión social, laboral y personal que se vive en este país y cómo el estudio al final se convierte en otra presión que lleva a que jóvenes decidan suicidarse. Si no están al tanto de esto, los invitamos a leer nuestro artículo: Corea del Sur: La maldición del pali, pali. Émile Durkheim le dijo a RT noticias que a todos los surcoreanos que les preguntó si conocían casos sobre suicidios en allegados cercanos, dijeron que ‘sí’, todo el tiempo. Émile recordó una entrevista que hizo sobre un caso de un chico que fue descubierto copiándose en un examen, salió del aula de clase y se tiró al patio desde el cuarto piso frente a todos los alumnos. Porque fracasar es una humillación, para ti y tu familia.
No podemos decir que el gobierno no está al tanto de la situación que se vive en el país, no solo por los anuncios de la OMS, sino por las acciones que han tenido que tomar debido a estos actos. Anteriormente las personas solían usar las vías del metro para atentar contra su vida, pero debido a los retrasos que esto causaba en los horarios del metro, el gobierno se vio en la necesidad de implementar unos cristales que se abren solo con la llegada del vehículo. Desde entonces, el puente Mapo de Seúl es uno de los lugares preferidos de los suicidas. Más de 1.000 personas se suicidaron saltando desde allí en los últimos cinco años.
El Estado también tuvo que hacer frente a este problema que atenta contra el orden social e implementó medidas insólitas. Cuando alguien salta, una lancha rápida sale disparada al rescate con expertos salvavidas y buzos listos para la acción: ahora se salva al 70% de los suicidios del río Han. En el puente se puede ver teléfonos instalados con línea directa de ayuda al suicida. Hay carteles que dicen “Te amo”, para subir el autoestima. También hicieron una campaña para llamarlo ‘el puente de la vida’, porque popularmente se lo conoce como ‘el puente de la muerte’. Hay cámaras para ver e ir a rescatar a quienes se tiren. Cheil y Samsung colocaron sensores en las barandas de la senda peatonal del puente de 2,2 kilómetros de extensión, que identificaban el movimiento de las personas al caminar. Cuando alguien era detectado, se iluminaban diferentes carteles y se reproducían breves piezas sonoras con diferentes mensajes sugeridos por profesionales psiquiátricos. En línea con el objetivo de la acción, no había advertencias o retos, sino mensajes de aliento, chistes letras de canciones y consejos con lugares donde buscar ayuda.
Choi Yoon Hee era conocida como la sacerdotisa de la felicidad, ya que escribió 20 libros de autoayuda cuyo tema principal era la esperanza y la felicidad, también participó en varios programas de televisión en los que manejaba los mismos temas. No obstante, ella y su esposo se suicidaron en octubre de 2010. Esto de una u otra forma envía a las personas un mensaje… ¿erróneo?, porque tal vez ni el que profesa ser realmente feliz, lo consigue, y al final la solución es la muerte.

En corea del sur existen centros que se encargan de “curar” el pensamiento suicida, haciendo que estas personas vivan esta experiencia. En el drama My Love From The Stars hacen mención de uno de estos sitios donde las personas van, planifican su funeral, se despiden de sus seres queridos en cartas suicidas y luego se encierran en un ataúd de madera en el que pueden reflexionar sobre el sentimiento de la muerte. Y aunque creeríamos que es solo ficción, realmente existen, como es el caso del Centro de Curación Hyowon, donde una o dos veces a la semana más de 30 personas se reúnen para simular su muerte. Esta es una forma alternativa que los surcoreanos encontraron para “curar” a las personas con deseos suicidas.
El recorrido empieza con una vidente, cuya única respuesta es que las cosas van a mejorar cuando cumpla los 40 años, o tal vez los 50. Después muestra cómo funcionan las terapias del Centro de Curación de Hyowon, donde ensayan su propia muerte. Y también visitan uno de los muchos cafés de «curación» de la ciudad. Allí los interesados comparten sus emociones con un terapeuta mientras toman un café con leche y, de esta forma, normalizan los sentimientos que no pueden transmitir en público. El recorrido termina con una visita al puente Mapo.
No importa lo avanzado que esta Corea del Sur, ni lo rápido que consiguieron levantarse en un momento crítico, son muchas las personas que no consiguen adaptarse al estilo de vida y seguir el ritmo que lleva estar en la sociedad coreana. Así que para muchos -incluso hablamos de personas de la tercera edad- la mejor respuesta es la muerte. Porque dejando de lado los prejuicios que trae el cristianismo para muchos creyentes, para los coreanos puede ser una etapa de descanso, paz interior y despedida de un mundo que no les pertenecía. Al final el suicidio no tiene en cuenta edad, origen ni estrato y para una sociedad como la surcoreana donde son muchos los factores asfixiantes, llega como una única respuesta cuando no lo necesitan o quizá cuando más lo necesitan.
Leydi Botía
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