Política, Sociedad

El peligro de ser mujer en las calles de Seúl

En la página gubernamental oficial de Seúl, podemos encontrar un artículo que se titula: “Luchando contra la violencia hacia las mujeres: haciendo de Seúl una ciudad más segura para las mujeres”, el cual es parte de un proyecto que el gobierno desarrolló e implementó para la protección de la mujer y la creciente cifra de violaciones y homicidios. El texto tiene como primera línea: En Corea del Sur cada 23 minutos violan a una mujer.

Hemos dicho antes en otros artículos que Corea se ubicó en el puesto 115 entre 142 países encuestados en el Informe sobre la brecha de género en el mundo que se realizó en el Foro Económico Mundial. El proyecto adelantado por el alcalde de Seúl, dice que en el celo por la prosperidad, el sexo también se ha comercializado con demasiada facilidad, logrando que la situación empeore la ignorancia sexual y ha llevado al aumento de la violencia contra las mujeres y los niños, como lo demuestra el aumento en el número de víctimas de violación entre estos dos grupos. Específicamente, solo en 2013, se reportaron 932 casos de agresión sexual contra mujeres en Corea, eso significa que 63 mujeres por día, o una mujer cada 23 minutos, fueron agredidas sexualmente.

Seúl fue la ubicación de 6,064 de estos delitos de agresión sexual en 2016, por lo que se marcó como la ciudad coreana con el mayor número de casos de agresión sexual reportados. La cantidad de casos de agresión sexual denunciados a la policía y otras autoridades ha registrado un aumento anual del 70%, con al menos 1.300 casos más reportados cada año durante los últimos 5 años.

Según la encuesta nacional de Corea del Sur realizada en 2010, el 53.8% de las parejas casadas sufrió abusos por parte de su pareja, que abarcaban formas emocionales, físicas y sexuales, y en el 81,9% de esos casos, las esposas fueron maltratadas por los esposos. El abuso también está muy extendido entre las parejas no casadas. Un estudio realizado en  2014 por Korea Women’s Hotline, una organización no gubernamental que asiste a mujeres víctimas de violencia, mostró que el 90% de las mujeres encuestadas habían sido abusadas física o emocionalmente por sus novios.

A los hombres de Corea, por tradición, siempre se les ha otorgado un estatus superior, mientras que a las mujeres se les enseña a ser pasivas y reservadas con los asuntos sexuales. En otras palabras, los hombres han sido vistos típicamente como sujetos de sexo, y las mujeres como objetos, quienes si son violados, «invitan» tal vergüenza a sí mismas. Tales ideas erróneas han dejado su huella en la sociedad moderna, porque solo el 1.1% de las víctimas de violaciones denuncian el crimen a la policía. Además, su cultura moderna, agitada y alienante fomenta que se hagan la vista gorda ante tales crímenes.

En abril de 2012, una joven estaba pidiendo ayuda insistentemente, ya que estaba siendo secuestrada por un hombre armado en su propio vecindario. Sus vecinos, sin embargo, ignoraron sus gritos, no llamaron a la policía y no hicieron nada al respecto; más tarde la encontraron violada y asesinada. Aunque el gobierno continúa anunciando políticas contra los delitos sexuales, la mayoría de las nuevas medidas se centran en las consecuencias de la violación, como el castigo de los delincuentes a través de la castración química, en lugar de abordar las raíces fundamentales del problema. Es que incluso, aunque Corea se centra más en los castigos que en la prevención, en cuanto a los delitos sexuales les queremos recordar que para sus leyes no basta con el no consentimiento de la relación sexual para considerarse violación, así como tampoco el “simple hecho” de ser tomada a la fuerza, sino que tu cuerpo debe mostrar síntomas de violencia.

Una encuesta realizada en 2010 con un grupo de mujeres que viven en Seúl, reveló que una de cada dos mujeres temía ser víctima de agresión sexual. Los formuladores de políticas deben actuar con urgencia y adoptar enfoques preventivos y proactivos para este problema, inculcar la ética de género de las personas y desarrollar una red de seguridad social basada en una perspectiva de género. Los gobiernos nacionales y locales deben comprometerse a promover el respeto por los derechos de las mujeres y los niños, y deben ser proactivos para aumentar la sensibilidad de las personas a la violencia con miras a crear una sociedad más segura para todos.

En Seúl, más de 1.000 ciudadanos se han ofrecido como voluntarios para acompañar a las mujeres que regresan a sus hogares por la noche, mientras que otros 2.000 o más se han inscrito como voluntarios para patrullar en el programa “Vecindario seguro para mujeres”. Actualmente hay 656 tiendas de conveniencia designadas como Casas de Patrullas de Seguridad para ayudar a las mujeres que huyen del peligro, y 3.000 voluntarios más que han recibido capacitación sobre cómo mantener a las mujeres seguras mientras están en estas tiendas. Más de 1,000 repartidores para los restaurantes de franquicias populares también han sido capacitados para brindar ayuda cuando detectan casos de violencia contra las mujeres.

Ahora, toda esta lucha y trabajo en equipo de la sociedad para conseguir una Seúl (porque no estamos hablando del resto de Corea del Sur) segura para las mujeres, se lee muy lindo –en lo que se puede-, y aunque sabemos que las leyes coreanas tienen muchas falencias, reforzar estos aspectos tampoco garantiza nada. El hecho de tomar estas medidas es un comprobante de su inseguridad y de la misoginia que hay en el país, porque estas redes humanas de protección, no son necesarias para que los hombres lleguen sanos y salvos a casa. En lo personal me incomoda, no solo en Corea, en general, porque la necesidad de crear políticas exclusivas para las mujeres porque al pertenecer a este sexo se nos relega automáticamente a un grado inferior, manipulable y cosificado, no debería generar admiración, sin embargo nos sentimos agradecidas, porque si nos gritan, golpean, violan y/o matan porque somos mujeres, ¿por qué no deberíamos hacerlo? incluso nosotras mismas muchas veces olvidamos nuestros propios derechos.

El proyecto termina diciendo que las mujeres víctimas de violencia sexual en Corea fueron forzadas a vivir con el estigma y el dolor, ya que la sociedad a menudo las culpaba a ellas y no a los delincuentes por el crimen. Así que la ciudad de Seúl se propuso romper ese ciclo de atribución equivocada adoptando un enfoque preventivo de la violencia sexual que incluía la expansión del discurso social sobre el tema y el reclutamiento de la participación de los ciudadanos a través de campañas y otros. La nueva política de la ciudad creada a través de un lente de integración de género ha permitido a los coreanos reconocer y aceptar que la seguridad y los derechos de las mujeres son problemas sociales importantes que requieren la atención de todas las personas, no solo de las mujeres mismas. Una encuesta realizada en diciembre de 2013 con 4,811 residentes de Seúl clasificó la política de seguridad de las mujeres como una de las 10 principales políticas más importantes que se realizó ese año.

Pero si has estudiado la cultura y sigues constantemente sus noticias, debes saber que no es cierto. Incluso Seúl que cuenta con todo un plan de prevención, no es seguro para las mujeres, ¿algún sitio lo es actualmente?, pero en Corea del Sur la brecha de genero sigue siendo muy grande, la misoginia y el machismo palpables, las cifras de violencia contra la mujer e incluso contra menores de edad ha aumentado, y las leyes siguen sin dar la importancia –necesaria- a estos casos, porque recientemente hemos sido testigos de cómo hombres son rápidamente procesados por consumo de drogas, pero salen invictos por crímenes cometidos en contra de mujeres. Las políticas gubernamentales sobre violencia contra las mujeres se centraron en castigar a los delincuentes y en brindar apoyo a las víctimas. Este enfoque centrado en las consecuencias tuvo el efecto de estigmatizar aún más a las mujeres como víctimas reales y potenciales.

Leydi Botía

Hanadultalk@gmail.com

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2 comentarios en “El peligro de ser mujer en las calles de Seúl”

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