Tengo la oportunidad de iniciar este especial de Asia con un tema que hace mucho tiempo quiero tratar y que me parece importante que todos conozcan, y es la verdad sobre el mal llamado “paraíso gay” del planeta.
Para las personas que están familiarizadas con las series y novelas con temática LGBTIQ, sabrán que Tailandia es sin duda uno de los países que las produce sin descanso. Pero no solo se trata de ficción, ya que es normal que en este país asiático y en especial en su capital Bangkok, te encuentres “libremente” a personas gay, lesbianas, transgénero, bisexual, etc. Pero, ¿en algún momento se han puesto a pensar en lo que hay más allá de la imagen de tolerancia que vende Tailandia?, tenemos que tener claro que es justo esto lo que los hace un popular destino turístico; según un informe de Bloomberg, la industria turística del país representa aproximadamente una quinta parte de la economía y se está expandiendo a un ritmo más rápido que otros sectores. Además que a principios de este año, el gobierno anunció su plan de promover a Tailandia como un destino “amigable” para la comunidad LGBTIQ.
Es cierto que el sexo –privado- y consensuado entre personas del mismo sexo fue despenalizado en 1956, pero también es cierto que solo hasta 2002, el Ministerio de Salud dejó de considerar la homosexualidad como un trastorno mental. La Ley de Igualdad de Género expuesta en 2015, fue la primera legislación tailandesa en mencionar a la comunidad LGBT, y lo hizo cuando prohibió la discriminación por orientación sexual o identidad de género. Antes de esto no existían leyes contra la discriminación y ninguna de las constituciones tailandesas menciona la orientación sexual.
Hay una gran diferencia de la percepción del país entre los turistas homosexuales y la realidad de la situación social de los derechos LGBTIQ en Tailandia. Aunque la Junta de Turismo ha manejado a su favor el “turismo gay”, la verdad es que la comunidad LGBTIQ en el país, sigue enfrentando discriminación. Y sí, tal vez piensen que eso ocurre en todo el mundo, pero la finalidad del artículo es que comprendan que ese “paraíso” no es como lo pintan. Muchos hombres y mujeres homosexuales ocultan su orientación sexual en el trabajo, ya que se considera que limita sus oportunidades en carreras más «convencionales».
Si bien las cirugías de reasignación de sexo se han realizado en Tailandia desde 1975 (y de hecho es un destino para las personas en todo el mundo), las personas trans no tienen el derecho a cambiar legalmente su género y no pueden cambiar legalmente sus nombres incluso después de la cirugía. Las personas trans también enfrentan una discriminación considerable en el área laboral, incluso si encuentran trabajo, se ven obligados a usar uniformes que coincidan con su género de nacimiento. En Abril de 2019, una mujer transgénero con una licenciatura en educación se quejó a través de las redes sociales de que varias escuelas rechazaron su solicitud para un puesto de docente debido a su identidad de género. Tal rechazo va en contra de la constitución que garantiza la igualdad de derechos para los ciudadanos independientemente del género.
Una pareja de lesbianas describen en el libro, “Vidas violadas: narrativas LGBT y derechos humanos internacionales”, un ejemplo de discriminación donde no podían acceder a los beneficios de empleados que sí están disponibles para parejas heterosexuales.
Aquí un fragmento:
Soy lesbiana y trabajo en una oficina del gobierno. Los beneficios estatales para los funcionarios gubernamentales han sido mi inspiración para «luchar y trabajar por la sociedad”. Pero un día ocurrió algo inesperado, mi pareja tuvo un accidente. Su motocicleta se estrelló contra una camioneta y ella yacía allí en la calle, inmóvil y cubierta de sangre. Para cuando llegó la ambulancia pensé que la había perdido. La llevé al hospital. Lo primero y más importante que debía hacer por ella era asegurarme que recibiera atención médica inmediata. Sin embargo los médicos me informaron que solo los familiares tenían derecho de autorizar cualquier atención médica. ¿Qué iba a hacer yo?, solo soy su compañera de vida, y soy inexistente a los ojos de los demás. No tengo autoridad sobre su salud, ya que no estaba casada con ella como pareja heterosexual. Sus parientes viven en otra provincia. ¿Qué iba a hacer? ¿Perderla? Así que me puse en contacto con sus familiares y pagué sus gastos de viaje aéreo para acomodar su rápida llegada. Los gastos de cirugía eran muy altos, así que contacté con el departamento financiero de mi empresa, pero me negaron mi beneficio de asistencia médica para mi pareja porque las regulaciones del Ministerio de Finanzas niegan este beneficio para parejas del mismo sexo.
Basándonos en la investigación realizada por la USAID “BEING LGBT IN ASIA: THAILAND COUNTRY REPORT”, quiero dejarles un resumen del contexto general de los derechos LGBTIQ en Tailandia:
- A pesar de que la Constitución de Tailandia y numerosas resoluciones y convenciones ratificadas de derechos humanos prohíbe la discriminación, no existen leyes específicas que se refieran a la discriminación por orientación sexual y la identidad de género.
- La homosexualidad ya no es considerada una enfermedad mental por el Ministerio de Salud; sin embargo, la transexualidad todavía está patologizada.
- Una propuesta para incluir identidades sexuales bajo la cláusula antidiscriminatoria de la constitución de 2007, fue rechazada.
- Las personas transgénero no pueden cambiar su género en los documentos de identidad.
- Todos los hombres en Tailandia están obligados a servir en el ejército. Sin embargo, las mujeres transgénero, incluidos las que se han sometido a una cirugía de reasignación sexual o cualquier forma de cirugía para parecer físicamente más femenina, no tienen permitido servir en el ejército. Hasta 2011, recibieron una carta de despido que indicaba que el “trastorno mental permanente” era la causa. Después de mucha gestión por parte de la comunidad LGBTIQ, la carta ahora declara la causa como «Trastorno de identidad de género».
- Aunque no existe una persecución abierta de las personas LGBTIQ, la sociedad tailandesa no acepta totalmente las minorías sexuales y de género.
- La religión es un factor importante que contribuye a que la sociedad tailandesa comprenda y perciba la orientación sexual y la identidad de género. La gran mayoría de los tailandeses se adscribe al budismo Theravada. Esta religión tiene puntos de vista negativos sobre la orientación sexual y la identidad de género que no se ajustan a las normas sociales, viéndolo como un castigo por los pecados en vidas pasadas o como una falta de capacidad para controlar los impulsos y tendencias sexuales.
A menudo, el grado de tolerancia de la homosexualidad está vinculado a una comprensión colectiva de la moralidad y la virtud. En Tailandia, esto está estrechamente relacionado con las enseñanzas budistas Theravada de ser una buena persona y realizar buenas obras. Por lo tanto, se puede argumentar que para algunas personas tailandesas, incluidas las personas LGBTIQ, es aceptable ser gay, lesbiana u otro no heterosexual, siempre que se seas un «buen» ciudadano y cumplas con los deberes de la familia y la nación. La sociedad patriarcal de Tailandia tiene una estricta adhesión a los códigos de moralidad, así como a los roles familiares y de género. En el centro de la vida de muchas personas está la familia, y ser un «buen» ciudadano a menudo significa cumplir con los deberes y responsabilidades familiares, así como mantener la reputación de la familia. Afirmar la identidad sexual de uno puede ir en contra de las normas morales aceptadas y traer vergüenza a la familia.
Las discusiones sobre la sexualidad en general son tabú. La educación sexual en las escuelas tailandesas se aborda desde una perspectiva biológica con poca discusión sobre el bienestar sexual o la salud sexual; los libros de texto escolares actuales todavía describen la homosexualidad como una enfermedad o anormalidad. De hecho, algunas de estas guías llegan a advertir a los estudiantes que se mantengan alejados de los «desviados sexuales» (miembros de la comunidad) en la escuela; dejando claro que Tailandia está lejos de ser el paraíso LGBTIQ que profesa ser, y que posiblemente esa imagen tolerante que venden hacía la comunidad si bien no es falsa, está cargada de intenciones políticas, muchas veces alejadas del bienestar de los miembros de la comunidad LGBTIQ.
Leydi Botía Martínez
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