¿Crees que soy linda?
Una larga y negra cabellera que cubre la mitad de su espalda, resalta sobre el vestido blanco que no se adhiere a su huesudo cuerpo. Su piel pálida y ojos llamativos hacen casi imposible que quites tu mirada de ella, y aunque una fina tela blanca cubre su boca, sabrás que te está sonriendo.
Las calles de Seúl se han visto atemorizadas por una bella mujer que camina sin rumbo. Muchas personas dicen que debes ignorarla y huir en cuanto la veas, porque de lo contrario no podrás escapar. En su rostro se dibuja una siniestra sonrisa producto de unas incisiones a los costados de su boca, que le regalan una imagen pavorosa.
¿Crees que soy linda?, te preguntará, y aunque tienes dos opciones, ninguna servirá. Si respondes que no, se enojará y si respondes sí, igual lo hará.
En una situación tan desesperada, cuando los nervios te llevan a decir que no, la mujer te perseguirá, torturará y enloquecerá hasta que quieras ser como ella. Y si le dices que sí te parece linda, creerá que le mientes. Si logras convencerla, entonces decidirá hacerte un obsequio, el cual consiste en dejarte como ella; la mujer tomará un bisturí y cortará tu rostro, hasta que las cortadas en tu boca simulen una macabra sonrisa.
¿Crees que soy linda?
Hay quienes atribuyen su origen a Japón, pero de una u otra forma se convirtió en una de las leyendas urbanas más temidas de Corea del Sur. Para ella era la pregunta más valiosa. Mirarse al espejo y sentirse satisfecha consigo misma era lo único importante, pero no lo conseguía, pese a ser bella. A sus cortos 18 años, Dahyeon sufría del trastorno dismórfico corporal, una afección que ocasiona que las personas crean que ciertas partes de su cuerpo son muy feas y por lo general acaben sometiéndose a cirugías plásticas… y ella lo hizo.
Empezó con sus ojos, de los cuales tuvo un resultado satisfactorio, haciendo que pasara al quirófano una y otra vez. Su nariz, pómulos y cuerpo. Finalmente su apariencia le agradaba, pero había una cosa más, su sonrisa. La mujer quería que su boca dibujara una sonrisa constante, así que se sometió a una operación por última vez.
Aquel día, el hombre que siempre la había operado se ausentó y fue sustituido por un primerizo, quien falló en el procedimiento, cubrió la mitad del rostro de la mujer y le pidió no quitarse las vendas hasta que él le indicará. Pero cuando el día llegó, la mujer solo pudo observar con horror el resultado en su rostro.
Ella cayó en una profunda depresión, de la cual solo pudo escapar en la muerte. Hay muchas personas que dicen que ella saltó de un edificio, otros que se arrojó a la autopista y hay quienes creen que falleció en las vías del tren. Pero en lo que sí coinciden todos, es que su cuerpo nunca fue encontrado.
Desde que aquella mujer desapareció, las personas aseguraron verla en la calle, arrastrando sus pies y con un bisturí en la mano. Puedes creer que nada pasará, pero sabrás que es demasiado tarde cuando la escuches:
¿Crees que soy linda?
Leydi Botía Martínez
hanadultalk@gmail.com