Semana de Asia, Thriller

Ahmad Suradji, el ‘ chamán asesino’ de Indonesia

Cuando pensamos en asesinos seriales y psicópatas con extraños modus operandi, generalmente se nos viene a la cabeza las icónicas películas de hollywood como ‘Viernes 13’, ‘Masacre en Texas’ o el ‘Resplandor’. Pocas veces llegamos a pensar que casos como esos presentados en las películas ocurren en la vida real y que en cierto modo resultan ser más desgarrantes y escalofriantes que las de pantalla grande. Por eso, en esta semana de Asia, les presentaré la historia de Ahmad Suradji o como se le conoce popularmente ‘El asesino de magia negra’ y por qué es considerado como uno de los psicópatas más perturbadores en la historia de Indonesia.

Iniciemos con Ahmad Suradji antes de los hechos ocurridos entre 1986 y 1997. Suradji nació el 10 de enero de 1949 en Medan, la capital de la provincia Norte Sumatra en Indonesia. Ahmad Suradji, el cual su verdadero nombre era Nasib Kelewang era hijo de un chamán del cual su nombre es desconocido. Su niñez más que extraña, fue simple, aunque siempre estuvo rodeado de la labor de su padre y desde ese entonces fue ganando interés por la magia oscura. Fue solo a los 19 años que Suradji fue encarcelado en prisión y pagó una condena de 10 años por violencia pública y robo de ganados. Luego de dos años de su salida, Suradji vio la necesidad de limpiar su nombre. Entonces inició oficialmente su trabajo como ganadero y también se convirtió en un ‘shaman’ como su padre, con una reputación de tener poderes sobrenaturales como mover las nubes y curar al enfermo. Su clientela era en la mayor parte, mujeres que llegaban a él en búsqueda de fortuna, juventud eterna y guiamiento en la vida amorosa.

Sin embargo la pesadilla se desató cuando en un sueño, el fantasma de su padre se le aparece y le ordena obtener la saliva de 70 mujeres para así lograr ser invencible. En el testimonio, Suradji admite que en ningún momento su padre en el sueño le ordenó matar, sin embargo él creyó que sería la mejor manera de alcanzar más poder. Y así inició su masacre, a sus casi 40 años. Para él era fácil asesinar porque las víctimas venían a él. No necesitaba salir a buscar a las mujeres para obtener lo que “le daba poder” pues con su profesión era sencillo que llegasen a la puerta de su casa, cobrarles el dinero de la consulta ‘espiritual’ y luego en un terreno alejado quitarles la vida enterrandolas en un cultivo de caña de azúcar con sus cuerpos mirando hacia su casa pues así sentía que tendría más efecto su magia. 

Durante 11 años, asesinó sin piedad a 42 mujeres de un rango de edad entre los 11 y 30 años y el punto de descubrimiento inicia el 27 de abril de 1997 cuando unos vecinos encontraron el cadáver de Dewi, una chica de 15 años. La policía inicia la investigación y llegan a encontrar testigos y testimonios que vinculan a Ahmad Suradji en el crimen. 

Dewi había llegado una noche a su casa para pedirle que la ayudara a que su prometido no la dejara por otra mujer. El la llevó al cultivo de caña de azúcar, y en la confesión de Suradji, dice que ella estaba asustada y debido a esto pidió que una de sus esposas los acompañara. Fue así como Tumini se enteró de lo que este hacía y se vio envuelta como cómplice en los asesinatos de su esposo.

Suradji fue arrestado ese mismo año el 30 de abril y estuvo cuatro días en interrogatorio. Ahí confesó el asesinato de las 42 víctimas y el lugar donde había enterrado sus cuerpos. Además confiesa que sus crímenes no tenían motivación sexual, solo era una sencilla manera de ganar dinero sin ser atrapado. No obstante nunca quedó claro de qué forma este chamán recogía la saliva de sus víctimas. Luego de 10 años de estar en prisión, en el 2008 es ejecutado por un pelotón de fusilamiento. Antes de morir pidió ver a su esposa quien pagaba cadena perpetua por ser cómplice.

Indonesia es un país islámico, sin embargo, la brujería y el esoterismo son altamente extendidos. En una última entrevista Suradji dijo que la magia negra venía de Dios, que él ya no la tenía y que se arrepentía y esperaba tener una oportunidad para seguir viviendo. Ese año fue una de las 10 personas ejecutadas en Indonesia, que hoy en día tiene pena de muerte no solo para quienes cometen masacres, sino también para quienes cometen actos terroristas, venden y poseen narcóticos.

María Beau.

hanadultalk@gmail.com

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