En varios países de Latinoamérica estamos viendo muchas manifestaciones que representan las inconformidades de los ciudadanos contra sus gobiernos. En Corea, las protestas se han convertido en el principal medio para exigir a las autoridades estatales escuchar sus necesidades. Desde remover presidentes, reclamar derechos y hasta la independencia del régimen japonés, son algunos de los acontecimientos que han logrado los surcoreanos a través de protestas y el salir a las calles.
El sentimiento de protesta de los coreanos se remonta a las primeras manifestaciones en contra del gobierno japonés quien invadió la península en 1910. El movimiento Primero de Marzo fue el inicio de las gestas de independencia de Corea, el cual se fundamentó en el reclamo en las calles de los coreanos por ser liberados del control de Japón. Las marchas se levantaron por todo el país luego de que el documento de la Declaración de Independencia se propagara por todo el territorio. Pueden entender mejor este movimiento en el artículo Corea grita ¡Mansae!: Cien años del movimiento Primero De Marzo.
Son los procesos políticos de la historia de Corea lo que lleva a que los surcoreanos sean tan apasionados a la hora de usar la vía de hecho. Recordando su historia, el país ha pasado por varios periodos de autoritarismo en los que hacerse escuchar por su gobierno era fundamental. La necesidad del país de integrarse a los procesos de la creación de políticas gubernamentales sigue siendo lo que impulsa las protestas continuas que pueden verse en Seúl a cualquier día.
Movimiento 19 de Abril
En 1960, la Revolución de Abril o Movimiento 19 de Abril liderado por trabajadores y estudiantes llenó las calles de Seúl en contra del gobierno de Lee Seungman quien había sido el presidente de Corea del Sur desde 1948. Las acusaciones de fraude electoral y el descontento al gobierno motivaron a los ciudadanos pero fue la muerte del estudiante Kim Ju-Yul lo que avivó las manifestaciones pues el cuerpo del joven fue encontrado en el puerto de Mansan y las instituciones oficiales declaraban que había muerto ahogado pero se descubrió que en realidad una granada de gas lacrimógeno se había incrustado en su cráneo. Y mientras el gobierno intentaba desviar la atención del incidente los surcoreanos se levantaron contra este en unas protestas multitudinarias que concluyeron con la renuncia del presidente y su exilio a los Estados Unidos.
Incluso con las dictaduras que gobernaron durante las siguientes décadas, el poder de la protesta seguía vivo, con muchísimas personas que no temían perder la vida por exigir sus derechos. (Invitación a leer el artículo: Vida por democracia: Lee Han Yeol- Dylan Cruz). Con las protestas del siglo pasado, los coreanos entendieron que eran capaces de demandar cambios de líderes con la presión generada a través de sus manifestaciones. Aquí
Protesta masiva contra la presidente Park
En 2016, el mundo vio como el poder de la protesta en Corea del Sur logró la renuncia de la presidenta Park Geun-Hye. Desde octubre del 2016 hasta marzo del 2017, miles de manifestantes salieron a las calles de Seúl para demostrar su inconformidad y pedir la renuncia de la ex mandataria quien fue acusada de permitir a una de sus amigas más cercanas, Cho Soon-Sil, obtener acceso a documentos e informes privados del gobierno sin tener la debida autorización. Se dice que esta mujer aprovechó su amistad con la ex presidenta para conseguir grandes donaciones por partes de grandes compañías a fundaciones de caridad que ella misma manejaba.

Los ciudadanos Surcoreanos no demoraron en expresar su descontento. Más de un millón de personas se concentraron de forma pacífica alrededor de la Casa Azul (sede presidencial) con globos, velas, pancartas y cantos para exigir imputación de cargos a Cho Soon-Sil y la dimisión de Park Geun-hye por dejar que una completa extraña tomará decisiones gubernamentales, obtuviera riquezas y que prácticamente fuera la segunda presidenta del país a escondidas.

El tribunal constitucional de Corea del sur removió a la ex-presidenta de su cargo en 2017 y fue condenada a 24 años de cárcel por corrupción y abuso de poder. Por otro lado, Choi Soon-Sil fue acusada y condenada a 20 años de cárcel por fraude e interferencia política. Luego de la imputación de cargos, el país se vio afectado por una ola de manifestaciones bastante violentas por parte de los fieles seguidores de Park Geun-Hye quienes reclamaban que lo cometido era un “asesinato político» y que su sentencia era completamente injusta. Dos personas fallecidas y decena de heridos fueron los resultados de este enfrentamiento con la policía surcoreana. Por otra parte, miles de ciudadanos encendieron velas para celebrar la renuncia de Park.
Las protestas más recientes se están dando en contra de las reformas que impulsa el presidente Moon Jae In y contra el ministro de justicia quien se encuentra envuelto en un escándalo de corrupción. Por esto las plazas de Seúl han estado llenas durante las últimas semanas, tanto así que el alcalde de Seúl está pidiendo que se modifique la ley para limitar las manifestaciones.
Actualmente, los coreanos mantienen más vivo que nunca el sentimiento de protesta del país aunque mucho menos violento que en el siglo pasado. Contra la corrupción, la falta de derechos civiles, la misoginia del país o incluso las libertades constitucionales (los conservadores también protestan por limitar derechos a otros) los ciudadanos no tienen miedo de invadir las calles y plazas por la oportunidad de hacer notar sus demandas. Los más viejos con las memorias de lo logrado en los sesenta, setentas y ochentas y los más jovenes buscando un país en el que puedan tener un futuro. Y aunque muchas veces los movimientos que salen a las calles a hacerse notar sean contrarios el uno al otro lo que se resalta es que la nación surcoreana entiende que la protesta es uno de los factores principales para conseguir cambios. Cada vez más creativas, festivas y pacíficas, los surcoreanos le demuestran al mundo y en estos momentos, a Latinoamérica, que protestar en las calles es la única salida para exigir que nuestras voces sean escuchadas.
Vanessa Periñan
Mila Infante
Hanadultalk@gmail.com