Los métodos anticonceptivos existen desde el siglo diecinueve, cuando el primer condón fue de intestino de oveja, la forma más útil en ese tiempo para impedir el embarazo (aún usado) y los brebajes de diferentes plantas eran obligatorios si no querías quedar en gestación; los tiempos han evolucionado e inventado mejores métodos, logrando casi un 100% de eficacia en estos, han ayudado al control de la natalidad y la planificación familiar mundial, pero al igual que la Iglesia Católica en los años 1800s, todavia hay paises como Corea del Sur con restricciones absurdas a un derecho sexual fundamental, como lo es prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Actualmente, los métodos anticonceptivos más comunes pueden conseguir en las droguerías de Corea del Sur sin prescripción médica, como son los condones y las pastillas anticonceptivas, pero, todavía hay situaciones donde necesitas prescripción, como lo es con algunos métodos inyectables y colocación de dispositivos intrauterinos (DIUs); en el año 2012, hace menos de una década, la ahora ex-presidenta (y condenada por corrupción) Park Geun-Hye junto a su partido conservador anunció que la Administración Coreana de Alimentos y Drogas reclasificarian los anticonceptivos orales de forma de que sólo fuera adquiridos con prescripción médica, lo cual causó un revuelo nacional, al punto de ser abolida la sugerencia tres meses más tarde.
Entre los 1960 y 1996, Corea del Sur implementó un control de natalidad sobre su población, la cual se espera iba a crecer demasiado si no era controlada a tiempo; por lo cual el gobierno en esa época usaba estrategias de natalidad como lo fue el acortamiento del servicio militar si los hombres se realizaban la vasectomía (según las estadísticas surcoreanas, el segundo método más usado en el país), por lo cual podría explicarse el pensamiento erróneo del grupo gubernamental en hacer el acceso de los métodos anticonceptivos más difícil para así comenzar a aumentar la tasa de natalidad anual y ayudar así a sus mayores benefactores de campaña, los cuales se veían en declive de mano de obra por la disminución de nueva población para laborar.
Según estadísticas de un estudio hecho entre 946 médicos especialistas, que pueden prescribir anticonceptivos de emergencia (como lo son ginecologos, medicos internistas, familiares y pediatras), respondieron de que el 24.8% de sus pacientes no tenían una información clara sobre las pastillas anticonceptivas de emergencia y el 22.5% sentían que las mujeres podrían sentirse emocionalmente impedidas de ir a clínicas u hospitales a solicitar dichas pastillas, a la pregunta sobre las limitaciones de este tipo de método anticonceptivo. Con el 94% de los especialistas encuestados en desacuerdo de la reclasificación de las píldoras de emergencia como droga sin necesidad de prescripción, aludiendo a que se necesita antes un mejor conocimiento de la anticoncepción entre la población afectada.
En una reporte del departamento de Relaciones Sociales y Económicas de la ONU del 2015, se encontró que el 78.7% de las mujeres surcoreanas casadas o en una relación y en edad reproductiva usaban alguna forma de anticoncepción. Los métodos más comunes fueron los condones (23.9%), la esterilización masculina (16.5%), los DIU (12.6%), el método del ritmo (9.7%) y la esterilización femenina (5.8%). Cabe resaltar que conseguir métodos como la esterilización y el DIU en la época actual es una osadía, teniendo en cuenta que son considerados “malos” para las mujeres solteras. Los más fáciles de conseguir son las pastillas y los condones pero podemos notar por las estadísticas que el uso de este último es generalmente el predilecto, aún cuando estadísticamente, 15 de cada 100 personas que usan condón anualmente obtendrán un embarazo.
Y, así como los tampones son difíciles de conseguir en el primer mundo, también lo son los derechos a elegir.
Heidi Morales Toro
hanadultak@gmail.com