La semana pasada los seguidores de la ola coreana mostraron su preocupación, luego de las publicaciones en Instagram de la ex miembro de AOA Kwon Mina, en las que no solo hacía referencia a sus intentos de suicido y su problemas de salud mental, sino que además culpaba a su ex compañera Jimin, de maltrato psicológico mientras estuvo en el grupo. La FNC Entertainment empresa a cargo de AOA lanzó un comunicado lamentando la situación e informando sobre la salida del grupo de Jimin. Parece ser que la única solución que tienen las compañías en este tipo de caso es la expulsión, dejando toda la responsabilidad de los hechos a las directamente involucradas, cuando en mi opinión, las empresas juegan un rol muy importante en estos sucesos.
Antes del inicio de la tercera generación de la ola coreana, los fanáticos creíamos en el profesionalismo que tenían las empresas del entretenimiento, estas hicieron un gran trabajo para venderse como una segunda familia de nuestros idols, en donde podían encontrar respaldo y un trato digno. Hasta que claro, el caso de DBSK cambió la percepción que muchos fanáticos tenían de las grandes empresas; malos tratos, contratos esclavistas, horarios inhumanos, pagos precarios y tardíos, más un sin número de situaciones más que los chicos JYJ dejaron al descubierto luego de su salida de la SM Entertainment. Por otro lado, la gran hermandad que existe entre los miembros de los grupos K-pop también empezó a ser puesta en duda, luego de numerosos escándalos de bullying y discriminación, siendo uno de los más controversiales, el de T-ara.
Dejando claro que ya las empresas de entretenimiento y los grupos K-pop han demostrado tener falencias en cuanto al trato humano se refiere, no es mucho lo que estas han hecho para asegurar la salud física y mental de sus idols. Para ningún seguidor de Hallyu es un secreto la gran presión que ejerce la sociedad sobre ellos, quienes se les suma además, la presión sobre su imagen y la estricta vigilancia sobre su comportamiento como referentes de la sociedad, esto lleva a que muchos de ellos, terminen declarando sufrir de depresión y en los peores de los casos han terminado en muerte.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el caso de Jimin? Mucho, los líderes de estas empresas ven a los idols como un producto más, que moldean y venden a su antojo. La presión sobre estos jóvenes es tanta que no es de extrañar que este tipo de situaciones surjan dentro de los grupos. Con esto no quiero justificar el comportamiento de la ex líder de AOA, pero si quiero dejar en claro que no podemos ver su escándalo como un caso aislado, sino como producto de una pirámide de maltratos y abuso.
En Noviembre de 2013 la FNC lanzó el programa Cheongdam-dong 111, un reality show sobre la vida cotidiana y el funcionamiento interno de la empresa. En él, pudimos ver como los malos tratos hacen parte de la cotidianidad de la compañía. Recuerdo claramente que Kim Young Sun, quien en ese entonces era la Directora de Gerencia, trataba con mucha rudeza a las chicas de AOA, a quienes les evaluaba, no solo su talento, sino además su peso y apariencia corporal. Las chicas demostraban mucho temor al tener que pararse en frente de ella, ya que con sus expresiones y despectivas palabras, las llevaba incluso al llanto. EL CEO de la compañía Han Seong Ho no se quedaba atrás, usando apodos bastante ofensivos para dirigirse a las miembros, que en sus propias palabras aún no eran suficientemente populares para conocerlas por su nombre.
Yo soy partidaria de “cancelar” a todas aquellas personas que con sus actos o declaraciones, dañen a otros, pues confío que de esta forma se envían un mensaje contundente a la sociedad, de cero tolerancia frente a la violencia y los abusos. Sin embargo, creo que debemos ser coherentes y rastrear a los cómplices y promotores de estas acciones. Mientras muchos seguidores ofendidos por los malos tratos de Jimin, aprovechan las redes sociales, para maltratarla (lo mismo por lo que la juzgan), FNC se lava las manos expulsándola y sigue con su funcionamiento como si nada hubiera pasado, aun cuando la misma Mina aseguró que ella había expuesto su situación ante los directivos y estos simplemente le restaron importancia.
Estoy segura que si nos ponemos a rastrear cada escándalo de maltrato en la industria, no solo por parte de los miembros de grupos K-pop, si no además de parte de los internautas, encontráremos a empresas descuidadas y cómplices con sus ineficiente protección a sus artistas. Pero como fans se nos hace más fácil juzgar a un pequeño eslabón, que intentar hacer cambios sustanciales. Este artículo es un llamado a exigirles más a las empresas del entretenimiento y evaluar a qué tipo de compañías patrocinamos con nuestro dinero.
Por último quiero invitarlos a pensar dos veces antes de dejar mensajes de odio incluso a aquellas personas que han actuado mal. No podemos defender la vida de unos mientras intentamos acabar con la de alguien mas, eso nos convierte también en victimarios.
Kevelyn Ravelo Sarabia
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