Por: Maria Beau
Los encuentros afrojaponeses se remontan al siglo XVI con Yasuke, un samurái negro que sirvió a Oda Nobunaga en el Japón feudal. A fines del siglo XVII, cientos de africanos ya vivían en los enclaves holandeses de Japón y en la época contemporánea, la migración a dicho país comenzó en la década de los 80 cuando los africanos que trabajaban en el Medio Oriente viajaron a Japón en busca de oportunidades económicas más lucrativas. Este grupo inicial, que consistía principalmente en ghaneses y nigerianos, se convirtió eventualmente en una diversa población que representa una variedad de antecedentes nacionales, étnicos y lingüísticos. Según estadísticas de la Oficina del Gabinete japonés, en el año 2015 habían más de 12.000 africanos legalmente registrados en Japón. Y para el año 2019, la mayoría de ellos provenía de Nigeria (2.933), Ghana (2.252) y Egipto (1.977).
Las diásporas africanas de Japón se han convertido en un elemento destacado de su sociedad en general. Inicialmente compuestas por un crecimiento en la movilidad educativa, así como matrimonios mixtos entre ciudadanos africanos y japoneses; estos grupos han experimentado una mayor visibilidad y un mejor sentido de identidad colectiva, debido al apoyo de estructuras religiosas, asociaciones y centros de negocios en las principales ciudades. Sin embargo, también por distintas razones, los africanos han obtenido una visión negativa entre la sociedad a causa de los medios de comunicación en dicho país, por su presunta asociación con conductas delictivas. Informes de africanos y afro-descendientes participando en actividades ilegales se han convertido en el pan de cada día del periodismo. Un ejemplo claro de cómo los medios retratan a la comunidad negra fue cuando alrededor de 3.000 personas protestaron en Shibuya en el año 2020 en solidaridad con Black Lives Matter y esto fue mostrado negativamente por NHK, la principal emisora pública de Japón. El nombre de George Floyd no se mencionó ni una vez, y la representación cómica de NHK hizo que pareciera que los negros simplemente protestaban por la brecha de riqueza racial en Estados Unidos. Después de un alboroto en las redes sociales, NHK eliminó el video y se disculpó.
No hace falta decir que tales representaciones negativas tergiversan completamente el estado actual de la población africana de Japón. Pues los africanos se pueden encontrar ejerciendo algún servicio manual, estudiando o enseñando en universidades japonesas, operando a nivel nacional empresas transnacionales, y trabajando como empleados asalariados para compañías japonesas. Ahora bien, con la sociedad japonesa todavía marcada por matices inherentemente xenofóbicos, se hacía necesaria una red que contribuyera de forma positiva a la imagen de los inmigrantes y que construyera alianzas entre los dos continentes del viejo mundo: Jaspora.
Jaspora es una organización comunitaria que reúne a la diáspora africana radicada en Japón y sus aliados a través de eventos, iniciativas y debates afrocéntricos. Su misión como organización es movilizar a los agentes de cambio de la diáspora y sus aliados en Japón y equiparlos con recursos para contribuir a una África próspera y digna.
Esta network fundada por Pele Voncujovi, Oulimata Gueye, y Sena Voncujovi organiza eventos mensuales centrados en varios temas afrocéntricos. Sus eventos brindan un excelente espacio para conectarse con miembros de la diáspora africana en Japón, así como con aliados globales interesados en aprender y trabajar con África. Algunos de sus pasados eventos han sido:
–‘Experiencias Kokujin’: La evolución de la negritud en Japón’ en donde se reunieron varios activistas y trataron temas como el movimiento BLM (black lives matter), identidad biracial y racismo.
-’Fusión de moda afroasiática’: un evento que exploró las oportunidades y los desafíos de la colaboración de moda intercontinental entre África, Asia y el mundo. La discusión abarcó temas que van desde la moda sostenible y el control de calidad hasta la política de la vestimenta y la importancia de patrocinar las artes tradicionales.
–’Afro Xperience Japón’: En este conversatorio se discutieron varias perspectivas sobre la experiencia afro en Japón, compartieron historias, consejos y obtuvieron apreciación renovada de la gran diversidad de historias dentro de esta rica comunidad. Los panelistas fueron periodistas de la diáspora, creadores de contenido y narradores de historias que compartieron sus puntos de vista sobre las brechas buenas, malas y faltantes en la representación mediática de los afro en Japón.
Jaspora también ofrece talleres a estudiantes y jóvenes profesionales para desarrollar las 5 habilidades esenciales para prosperar en un mundo que cambia rápidamente. Estas son: resolución de problemas, comprensión multicultural, comunicación, conciencia ambiental y trabajo en equipo.
Todos los eventos y actividades realizadas por esta red brindarán el potencial de expandir las formas en que Japón reconoce no solo la presencia de africanos sino también la presencia de extranjeros y minorías en general.
Como Jaspora, existen muchas más organizaciones que trabajan para el desarrollo de la población afro en los diferentes países asiáticos, como ‘The Africa-China Project’ en China, ‘The Sidi project’ en India, ‘Symbiosis: Afroasian cultural museum’ en Malasia, entre otras. Gracias a este tipo de asociaciones, la diáspora se ha vuelto más prominente últimamente ya que promueven la igualdad racial y la aceptación de las culturas africanas en Asia, no obstante, queda un largo camino por recorrer para que sean tratados por igual.