Thriller

El caso del Asesino Mashimaro

Por: Leydi Botía  Martínez 

Cuando hablamos de casos sin resolver en Corea del Sur, el caso de Mashimaro es sin duda uno de los más discutidos, ¿por qué?, porque había rastros, descripción, colaboración de la comunidad, pero sobre todo, una sobreviviente. 

Ahora, el nombre del caso es bastante curioso y hasta antes de entender el porqué, creí que poco significativo; pues el conejito Mashimaro no guarda relación directa con los homicidios cometidos durante 2005 y 2006; sin embargo, es parte de uno de los pocos recuerdos que Park, la sobreviviente de este caso, tiene.

Era junio de 2005 cuando un hombre que trabajaba recolectando basura en las zonas residenciales de ciertos barrios de Corea del Sur, encontró un saco de arroz del cual sobresalía una mano. Y aunque en un principio creyó que se trataba de un maniquí, en el momento que intentó levantarlo para arrojarlo al camión de basura, se dio cuenta que era demasiado pesado. Es entonces cuando detallando un poco se da cuenta que en realidad se trata de un cuerpo humano. 

Cuando se hace el levantamiento del cuerpo y la respectiva autopsia, se descubre que se trata de Kwon, una mujer de aproximadamente 20 años que fue asfixiada y abusada sexualmente. No obstante, no se logró encontrar restos de ADN en ella, a cambio, tenía pañuelos enrollados y toallas sanitarias en su vagina. Además, su cuerpo presentaba mordeduras humanas, una a cada lado de su pecho, y su cabeza estaba cubierta con una bolsa plástica de color negro. Mientras su cuerpo estaba cubierto en la parte posterior con un saco de arroz, su parte inferior también, salvo que el asesino se aseguró de flexionar sus piernas para que quedaran cubiertas por completo. Ambos extremos estaban atados con nudos profesionales. 

Lastimosamente, aunque la investigación inició de inmediato, no había nada que avisará de un sospechoso, solo, que posiblemente vivía en la misma zona residencial, ya que la víctima fue encontrada a pocos metros de su casa. Es hasta 6 meses después de este homicidio, que otro cuerpo es encontrado. El propietario de un restaurante llamó a la policía porque en el parqueadero de su local, había un «paquete» muy extraño.

Se trataba de Lee, una mujer que había sido reportada anteriormente como desaparecida. Su cuerpo estaba cubierto con una alfombra para picnic y además con bolsas plásticas. Presentaba similitudes con el caso de Kwon, como que la causa de muerte fue asfixia, piernas flexionadas, una bolsa plástica negra en la cabeza y el cuerpo amarrado con nudos profesionales. Esta vez incluso sus manos y piernas estaban atadas con nudos y se cree que lo hizo el asesino para evitar que alguna extremidad se asomara, como ocurrió con Kwon.

Psicólogos forenses creían en un 90% que se trataba de la misma persona, no sólo por las similitudes, sino, porque el cuerpo de Lee fue hallado a solo 2km de donde fue hallado el cuerpo de Kwon. Sin embargo, la policía no tenía sospechosos, la investigación seguía avanzando, ahora con dos cuerpos, y la nueva información consistía en: primero, ambos cuerpos fueron encontrados un fin de semana, esto podría indicar que el asesino trabajaba entre semana y por ello esperaba su descanso para cometer los crímenes; segundo, los nudos que ataban los cuerpos eran profesionales, incluso los cortes que hicieron denotaba alguna costumbre adquirida durante un trabajo mecánico, así que se creía que trabajaba con embalaje; esta persona vivía en el mismo sector en el que dejaba los cuerpos.

Exactamente 6 meses -otra vez- después del hallazgo del cuerpo de Lee, una mujer acude a la policía para contar que fue secuestrada y estuvo a punto de morir a mano de 2 hombres. Ella salía de la estación de Sinjeong para tener una cita con su novio, cuando un hombre la amenazó -con lo que ella creía era un cuchillo- y le dijo: «si gritas, te mato». Luego de esto la condujo hasta un lugar donde antes de ingresar le cubrió los ojos; según cuenta, la puerta de aquel lugar se encontraba abierta ya que él no requirió de llaves para abrirla y posteriormente la dejó en una habitación que era oscura y estaba llena de cuerdas. En algún momento, el hombre anuncia que va al baño y ella decide escapar ya que la puerta estaba sin seguro, así que corre tanto como puede y se da cuenta que se encontraba en el sótano de un edificio. Sube hasta el segundo piso y se esconde detrás de un mueble para zapatos que se encontraba en el pasillo. En este momento algo que le llama la atención es que había una calcomanía del conejo Mashimaro y, además, una maceta (que suelen hacer los niños en los jardines) sobre el mueble.

Ella pudo escuchar cómo los hombres corrieron detrás de ella y asegura que se trataba de dos, porque los escuchó hablar mientras se debatían «quién lo haría»; y luego cómo se culpaban el uno al otro por la huida. Estuvo escondida detrás del mueble por varias horas, y cuando reunió el valor suficiente decidió salir para luego correr tanto como pudo sin mirar atrás, hasta que se encontró con una escuela primaria. Park decidió esconderse en esta escuela hasta que pudo llamar a la policía. 

Con la información recaudada, descubrieron que Park, al igual que Kwon y Lee, estuvieron en la estación Sinjeong antes de ser secuestradas. Además, su secuestro ocurrió también un fin de semana, lo que se relacionaba con los casos anteriores. Con ella se logra hacer un retrato hablado y la imagen de este hombre se difunde por toda Corea, sin embargo, nunca recibieron información y no pudieron allanar el sitio porque Park no recordaba el edificio; primero porque sus ojos fueron cubiertos al ingresar; y segundo, porque al huir, lo último que hizo fue mirar a atrás. 

En este punto de la investigación, la información era clasificada, la policía no había hecho público los datos relevantes del caso, así que pasan muchos años y el caso de cierta forma estaba congelado, hasta que un detective lo retoma, decide hacer un documental y exponer todo lo que se sabía. Es aquí que empiezan a recibir llamadas de coreanos informando sobre posibles sospechosos, pero lastimosamente todo resultaba en nada. Hasta que una mujer dice recordar ese mueble, ella lo tenía en el pasillo del edificio y tenía un sticker de Mashimaro porque a su hijo le gustaba y que además para esa época, su hijo estaba en el jardín y recordaba aquella maceta que Park había mencionado, ya que la había puesto allí para que se secara. Con esto, la policía se da cuenta que el edificio que mencionaba la mujer era el correcto.

Deciden ir hasta ese lugar, y descubren que queda cerca de la escuela primaria en la que se escondió Park, pero al haber transcurrido tanto tiempo, el sótano de aquel lugar ya no era habitado, pero la mujer que hizo la llamada, confirmó que allí vivía un joven de aproximadamente 30 años y que en ocasiones se le veía con un amigo. Si lo pensaba, si guardaba relación con el retrato hablado, pero de igual forma no tenía mucho qué decir porque no se relacionaban, luego de un tiempo él entregó el lugar y nunca más lo vio.

Es así como a día de hoy, más de 15 años después, este sigue siendo un caso sin resolver. Pese a todas las pruebas e incluso una sobreviviente, nunca se ha hecho justicia. Estos homicidios fueron atribuidos luego a Lee Chun Jae, después de que su nombre se hiciera reconocido en 2019, cuando confesó ser el responsable de muchos homicidios sin resolver en Corea del Sur, para más información lee nuestro artículo CRÍMENES PERFECTOS: EL ASESINO SERIAL DE HWASEONG  . Sin embargo, no hay nada que asegure que realmente fue el responsable, sobre todo cuando la única sobreviviente, asegura que su captor no trabajaba solo. 

hanadultalk@gmail.com

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