Por: Alma Alcántara López
China actualmente posee una de las economías más fuertes del mundo. Con un mercado ampliamente diversificado, se posiciona como la segunda economía más grande del planeta y su PIB nominal constituye aproximadamente del 18% del PIB mundial. Desde los 80’s es el país de más rápido crecimiento económico y es definido como la potencia industrial y exportadora más grande a nivel internacional. Sin embargo, este crecimiento económico no ha sido equitativo y mucho menos gratuito. La distribución dispar de riquezas, el costo elevado de vida, las brechas existentes entre áreas rurales y urbanas y el sacrificio al que se enfrentan los millones de trabajadores, que prácticamente se ven obligados a entregar la vida a sus empleos, no hacen más que aumentar la desolación en las generaciones más jóvenes, quienes han optado por un método de protesta silencioso, pero que de a poco va ganando terreno. Una filosofía que a muchos les pudiera parecer sin sentido, pero que está haciendo temblar al gobierno.
Tang ping
Tang ping (躺平), traducido al inglés como “lying flat” y al español como “vivir tumbado”, es un estilo de vida que cada vez más jóvenes están adoptando a forma de protesta social. Consiste en abandonar los ideales tradicionales: no comprar una casa, no casarse, no tener hijos, no sacrificarse en obtener una carrera o empeñarse en conseguir un buen salario y un estatus alto en la sociedad. Tang ping es una actitud donde se opta por lo mínimo: trabajar lo menos posible y tumbarse el resto del tiempo.
¿Cómo surgió?
Si bien no es un modo completamente nuevo de vivir y ya existían antecedentes similares, por ejemplo los llamados “Dioses de Sanhe”: jóvenes que realizan trabajos esporádicos para ganarse la vida y utilizan su tiempo restante divirtiéndose, se puede ubicar el establecimiento de tang ping como una filosofía de vida en un post de Luo Huazhong (2021) bajo el seudónimo “Kind-Hearted Traveler” (“Viajero de buen corazón”) titulado “Vivir tumbado es justicia”. En él declara:
“Puedo dormir en mi barril disfrutando de un baño de sol como Diógenes, o vivir en una cueva como Heráclito y pensar en el «Logos». Como nunca ha habido una corriente de pensamiento que exalte la subjetividad humana en esta tierra, puedo crearla por mí mismo. Tumbarse es mi movimiento sabio, sólo tumbándose puede el ser humano convertirse en la medida de todas las cosas.”
En su post, publicado en la plataforma china Baidu Tieba, compartía además su historia, donde comentaba que antes de decidirse adherirse al tang ping intentó formar parte del sistema, y cómo a sus 26 años renunció a su trabajo porque se sentía vacío. Desde entonces lleva un estilo de vida minimalista, realizando trabajos ocasionales y gastando alrededor de 200 yuanes al mes (aproximadamente 31 dólares). Gracias a su post fue coronado como “el maestro de vivir tumbado”.
El término se popularizó rápidamente, convirtiéndose en una de las palabras más usadas y buscadas. Se crearon memes, reportajes y hasta mercancía.
El telón de fondo en esta manifestación es —especialmente— un mercado laboral salvaje, donde se presiona a los jóvenes a ser ultra competitivos, con una extenuante presión para trabajar hasta el cansancio y diariamente repetir la rutina. De hecho, se señala a la cultura laboral china llamada 996 como principal razón para que miles de personas optaran por vivir tumbados. “996” se refiere a un horario laboral donde los trabajadores asisten a sus empleos de las 9:00 am a las 9:00 pm, 6 días a la semana. Aunque este método ya es considerado ilegal, se mantiene como una praxis necesaria si lo que se desea es conseguir el éxito profesional.
El 18.7% de la población actual del país son personas mayores a 60 años, y la OCDE estima que para el 2050 más de un cuarto de la población tendrá más de 65. El envejecimiento poblacional significa una menor población activa aportando a la economía y genera mayor presión sobre los jóvenes para compensar esta pérdida. Con China envejeciendo rápidamente, perdiendo su fuerza laboral y con cada vez más jóvenes interesados en una idea que no se alinea a los sistemas de producción actuales, la República se dirige hacia un punto de no retorno.
Y el Estado… ¿Qué piensa?
La respuesta del gobierno no se hizo esperar. Se restringieron y bloquearon todos los posts que se relacionaran o mencionaran directamente la palabra tang ping, la publicación de Luo fue eliminada. Se había formado un grupo de 10, 000 miembros en la plataforma Douban donde se hablaba y discutía acerca de la protesta, pero también fue suprimido. Se prohibió la venta de mercancía referente al movimiento y se han publicado varios artículos donde desvalorizan la protesta, se refieren a ella con adjetivos como “vergonzosa”, “deshonrosa”, “escandalosa” o directamente se burlan con la esperanza de que así perderá adeptos (o al menos disminuirá en popularidad).
Tang ping, contrario a lo que muchos podrían pensar, no es simplemente dejar todo y vivir “flojeando”. Las nuevas generaciones están demostrando que no están dispuestas a ser un esclavo más del sistema y, en una postura drástica, abandonan los ideales que solo benefician a unos cuantos. Los jóvenes chinos están mostrando abiertamente una resistencia al esquema tradicional: ya no trabajan para consumir, en cambio, priorizan su salud y bienestar físico y mental, y en vez de someterse a las presiones de los mandatos sociales, buscan encontrarle sentido a sus vidas.
Los humanos no somos máquinas o herramientas de producción. Hasta que no existan oportunidades igualitarias, leyes que protejan al trabajador y recompensas que inciten al trabajo apasionado, entonces el tang ping seguirá vigente. Si quieren una generación trabajadora, entonces la calidad de vida deberá aumentar.