Por: Alma Alcántara López
“¡Soy un monstruo negro y tengo un IQ bajo!” Es la frase que alrededor de 17 niños de la localidad de Njewa en África gritan emocionados en un vídeo publicado en febrero de 2020, bajo un perfil de Weibo cuyo nombre es igual de polémico: “Jokes about black people club” (Club de chistes sobre gente negra). En los comentarios podemos encontrar gente riendo y pidiendo por más, también personas que exigen que el contenido se detenga, argumentando que ha llegado muy lejos. El vídeo, en absoluto inocente, nos hace parar a preguntarnos ¿Qué más se esconde detrás? ¿Quién fue capaz de hacer algo así? ,y, ¿Qué tipo de industria se está alzando frente a nosotros?
Antes de adentrarnos en la situación, NO alentamos de ninguna manera a la búsqueda, reproducción o popularización de los contenidos tratados en el artículo. Por un lado, el objetivo del texto es únicamente informativo, y por otro, ya se están llevando a cabo acciones legales y lo que menos deseamos es que el proceso se vuelva revictimizante.

La reportera Runako Celina, aliándose con la BBC y con las mismas preguntas que nos hicimos, decidió emprender un viaje para tratar de develar el trasfondo de la historia.
Aparentemente, este tipo de videos, donde se pueden ver a personas africanas dando mensajes en chino, se han vuelto populares en el gran país de oriente. Los cortos van desde felicitaciones de boda, pasando por palabras de aliento para exámenes, hasta contenidos racistas, como el vídeo descrito. Estas cintas se venden por un costo desde los 10 hasta los 70 dólares. En ocasiones son hombres sin camisa, otras veces mujeres siendo sexualizadas o realizando acciones sugerentes, y en gran parte niños que se saltan la escuela con tal de aparecer ante las cámaras.
La palabra que los niños utilizan en el video es “heigui” (黑鬼) que se podría traducir como “monstruo negro” o “demonio negro”. “Pero en realidad es el equivalente chino de la palabra que comienza con N en inglés y que es uno de los peores insultos raciales”, cuenta Runako en su reportaje.
Celina, después de una extensa investigación y con ayuda de un amigo especializado, logró delimitar a un área en específico la creación de las grabaciones: Malawi. En concreto a 2 comunidades: Kamwendo y Njewa.

Pronto, Runako se dio cuenta que necesitaría de un aliado para moverse entre terreno desconocido, y fue entonces que decidió contactar a Henry Mhango, reportero colaborador de la BBC Africa Eye, especializado en temas de abusos de los derechos humanos, corrupción y crímenes violentos.
“Cuando [Runako] me mostró el video del coeficiente intelectual, quedé en shock: los niños que gritaban esas frases denigrantes eran de Malawi. Había ocurrido debajo de nuestras narices, escondido a simple vista” declara Mhango.
Henry comenzó a moverse y a hacer un poco de investigación por su cuenta. Relata que se hizo amigo de un habitante de Kamwendo que le compartió que se han grabado vídeos en la villa por años. Y no solo por una persona, es común ver a decenas de habitantes chinos rondando por la zona con la confianza que encontrarán a algún niño para grabar.
Debido a la complejidad de la investigación, Runako viajó a Malawi para encontrarse con Henry y unir fuerzas. Decidieron visitar la zona de Njewa para indagar qué pensaban de primera mano los residentes acerca de los vídeos. Fue en ese momento que un nombre, o mejor dicho un apodo, saltó a la vista: Susu. Decían que este personaje había llegado con la intención de enseñarles chino mandarín a los niños de la localidad (cosa que jamás hizo, cabe aclarar), y bajo el lema de “compartir un poco de la cultura china” es que se había hecho cercano a los lugareños. Sin embargo, hubo un tipo de declaración que fue especialmente interesante. Varias personas compartieron que él solía grabar ahí: escribía cosas en una pizarra y les decía frases para repetir a los actores en las filmaciones. Muchos creían que esos vídeos eran para la caridad, pues fue lo que el mismo Susu les comentó, cuando la realidad era completamente distinta. Después de un par de consultas, se descubrió que Susu apenas les pagaba a los niños poco menos de medio dólar al día.

¿Quién era Susu? ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Por qué estaba utilizando a la gente de Malawi? ¿Era la misma persona creadora del vídeo del coeficiente intelectual?
Gracias a su huella digital, Runako descubrió que Susu había estado en Malawi por al menos 6 años. También encontró que su nombre real es Lu Ke, un veinteañero originario de China que se presenta bajo el seudónimo de Susu que en mandarín significa “tío”. Si bien Celina ya había identificado al sujeto creador de gran parte del contenido de la web, faltaba establecer si era el mismo que había grabado el polémico video del IQ. Para ello, contactaron a Paul, un ciudadano chino especializado en grabaciones encubiertas que los ayudaría a acercarse a Lu Ke.
Haciéndose pasar por un empresario, Paul contactó a Susu con la excusa de que deseaba pagar por unas grabaciones promocionando su producto. Ahí se descubrieron datos aterradores: Lu admitió haber grabado 380 vídeos en un solo día, con una ganancia de alrededor de 11,000 dólares.
Mientras, en el poblado de Kamwendo, Runako y Henry pudieron hablar con Bright, un niño de 6 años, que a los 4 era la estrella en todos los vídeos de Susu. Bright declaró: “Él [Lu Ke] nos hacía bailar y gritar. (…) Nos pellizcaba cuando cometíamos un error, y si hacíamos algo mal nos latigueaba con una vara”. Su madre agrega: “Aunque yo me lo llevara de ahí, Susu venía por él a la casa. (…) Lo hacía trabajar 3 días, al cuarto [Bright] regresaba enfermo, Susu lo único que hacía era darle un pequeño pedazo de pollo y volvérselo a llevar”.
Para recuperar más información, Paul se reunió una segunda vez con Lu, de lo que se puede rescatar el siguiente diálogo:
“Toda la gente negra se ve igual. Ellos no saben hacer negocios, hacen lo que tienen que hacer, luego se van y vuelven al siguiente día. Es así como son. Pero está bien, lo peor es cuando intentan robarte, cuando llegan tarde. (…) No los trates como tus amigos, simplemente actúa como el jefe. Actúa severo y estricto, a sangre fría. De esa forma, y si hacen un buen trabajo y están comprometidos, tú les puedes dar una recompensa, un pequeño regalito. Básicamente todos son asíás del 85%. Solamente el 15 o hasta el 5% de ellos tienen buena conciencia. Todos los demás no. Ten cuidado con esos N que saben hablar chino. Cuánto mejor chino hablen, mejor se aprovecharán de ti. No sientas lástima por ellos. No importa su situación familiar, nunca sientas lástima por ellos. Esa es la forma en la que debes tratar a las personas negras. Si las personas que aceptes están comprometidas, te puedes quedar con ellas. Pero debes recordar que hasta ellas te van a robar, toda la gente negra roba”.
En una tercera reunión, Paul le preguntó directamente a Susu si era el creador del vídeo del IQ, Lu Ke responde, en primera instancia y muy seguro de sí mismo “Sí, es mío”, pero unos segundos después, y como si hubiera dejado escapar un secreto, se corrige “Oh, no, espera! No, no es mío. Fue hecho por un amigo (…) Es un vídeo controversial, te recomiendo que borres el vídeo, no dejes que las personas negras sepan que tienes ese vídeo”.
Después de meses de investigación, y con el panorama claro, Runako decidió que era momento de enfrentar al mítico Susu.
En el diálogo mantenido entre Celina y Susu, Lu negó rotundamente todas las acciones de las que se tienen pruebas: los comentarios racistas, la explotación infantil, la proliferación económica de las cintas grabadas, y sobre todo su implicación en la elaboración del vídeo del coeficiente intelectual.
Después de la publicación del reportaje “Racismo a la Venta” (que te invitamos a ver), las autoridades del país africano comenzaron una investigación contra Lu Ke, por la violación a leyes de protección de menores. “Un portavoz del Departamento de Servicios de Inmigración y Ciudadanía de Malawi comentó que están en contacto con las autoridades de dicho país [China] para extraditarlo y continuar con la pesquisa” informa la BBC.
Racism for Sale – BBC Africa Eye documentary
La violencia y maldad que nos atraviesa como humanidad ha alcanzado niveles insólitos. Gracias a la investigación de Runako y Henry se pudieron detener las actividades de una persona, pero vale preguntarnos ¿cuántos casos similares existen allá afuera?, ¿cuántos Susus o Brights están pasando por una situación igual? El video del coeficiente fue uno de los miles casos de racismo que se aprecian por la web, pero, ¿cuán alta es la demanda para que se sigan produciendo?
Como lo dijo Runako “La situación del racismo no es exclusiva de China, es un problema global. Sin embargo, es uno de los lugares en los que es más complicado alzar la voz”. Como sociedad, somos responsables de apuntar hacia los problemas sociales que necesitan de nuestra atención. Es nuestro deber dejar de normalizar la violencia y tomar cartas en el asunto por una buena vez.