Por María Camila Vásquez – @CINEsencia
Para ninguno de nosotros es un secreto que en Japón el tema de la homosexualidad aún no esta tan bien visto, sigue siendo un tema tabú para sus gobernantes, pero no para el pueblo. Es difícil de imaginárselo en pleno 2023, sinceramente es de los temas que yo pongo en la cuerda floja del país nipón, el cual aún no introduce entre su legislación nacional la erradicación de la discriminación por orientación sexual.
Esto anterior parece irónico viniendo de un país tan desarrollado y no sólo eso, de un país donde vimos a un hombre “casarse” con un holograma de su personaje favorito y todo medio normal. En Japón, el matrimonio igualitario aún no es válido, pero, en Tokio, desde el 1 de noviembre del 2022 las parejas del mismo sexo pueden obtener un certificado de matrimonio, que les permite ser tratadas como parejas casadas, sin embargo, este no tiene los mismos derechos de una pareja heterosexual, como por ejemplo, el de la herencia, entre muchos otros.
Y es que, si eres seguidor de la cultura japonesa, sabrás que desde sus tiempos antiguos la homosexualidad era abiertamente aceptada, por no decir que ya rayaban la cosa, sin embargo, la entrada de ciertos valores occidentales entre la legislación y el pensamiento social en Japón, causaron cierta mezcla no tan chévere en sus valores y forma de pensar actuales.

Un día estaba explorando nuevos mangas para leer y me encontré con uno de portada muy rosada, de trazos muy aniñados y hasta simplones; pero, con un título que explotó mi curiosidad, tanto que quise leer ese manga de inmediato. Me encontré con un manga corto, una autobiografía, que resonaba con mi vida a tal punto de revolverme las entrañas. Y enfatizo en corto, porque me fascinan las historias cortas, en sí las cosas maravillosas son difíciles de contar, ahora imagínense hacerlas cortas y mantener esa maravillosidad, hay que tener talento para eso y sin duda Nagata, y su corta carrera lo tienen.
Pero está senpai, tuvo un camino largo para llegar a publicar sus 4 mangas que tanto están dando de qué hablar. Y acá les cuento el porqué resonó tanto conmigo, y cómo creo lo hará con ustedes.
Kabi Nagata ha publicado 4 mangas/novelas gráficas. Gente, yo no sé por qué quienes cambian títulos al español se pasan de cómicos, porque cambiar de “My Alcoholic Escape from Reality” a “Acabé hecha un trapo huyendo de la realidad”, es como innecesario. Pero bueno… sigamos.
° 2016 | MI EXPERIENCIA LESBIANA CON LA SOLEDAD

° 2018 | DIARIO DE INTERCAMBIO (CONMIGO MISMA)

° 2021 | ACABÉ HECHA UN TRAPO HUYENDO DE LA REALIDAD

° 2022 | GUERRERA ERRANTE

`Mi experiencia lesbiana con la soledad’, retrata desde la perspectiva de la autora, su lucha con sus demonios mentales y su exploración primeriza con su orientación sexual; pues, sabía que le gustaban las chicas pero no salía con chicas, de hecho, con nadie.
Es que esta senpai es realmente introvertida, cosa que es debatible, pero a los introvertidos se nos hace más difícil muchas cosas; como que socializar nos causa estrés y nos cuesta desenvolvernos en entornos sociales normales o comunes. A veces en nuestra cabeza pensamos que quedamos como el bicho raro o muchas veces así, somos tachados en la vida profesional o académica. Y precisamente eso es lo que relata Nagata en toda su obra; cómo en su soledad estaba cómoda y protegida por ella misma, pues huía de conversaciones, de entornos sociales, casi que solo iba del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, era una soledad cómoda pero fría, tanto, que a veces cortaba su espíritu, la llevaba a matices oscuros de su vida, casi ahogándose.
Específicamente en su primer manga, nos habla de cómo internamente ella se daba cuenta de lo afectaba que estaba. Llega una oportunidad de trabajo que deseaba y renuncia al que tanto odia, se aleja de ese entorno que la mantiene aislada de todos. Así, a la par de eso, decide abrirse y aceptar su orientación sexual con libertad, en la modesta medida que se puede en Japón. Pues la homosexualidad no es perseguida, pero es una sociedad que vive muchísimo de apariencias y reglas estrictas invisibles. Sin embargo, el abrir esa puerta, fue el inicio de explorar muchas otras emociones y reflexiones de la vida, las cuales florecieron en su corazón y lo hicieron más cálido; ya no se odiaba tanto y empezó a explorar lo que sería o podría llegar a ser ella misma, y a vivir sabroso, como decimos por aquí.
También habla un poco de cómo el artista usa su arte como catarsis, es el medio donde pone sus ideas, deseos y miedos. Es una liberación mental y espiritual que sana. Su primer manga nos deja como meta superarnos y comprendernos mejor, no ser tan duros con uno mismo, porque si uno mismo se la pone difícil, se hunde como lo estaba haciendo Nagata misma.
Otra cualidad es que Nagata no hace de la lectura algo complicado, es más, ni siquiera es cuestión de inicio-nudo-desenlace, es un punto de su vida en específico. Sabe poner sentimientos y pensamientos en actos cotidianos de su vida; un simple encuentro, la simple acción de abrir y contestar un mensaje. Los actos relatados son a veces ausentes de color o de trazos, pero no por pereza en la ilustración, sino en sí, por lo cotidiano del mismo acto. Es tan mundano que es así, simple.
La autora deja ese espacio al lector para rellenar sus propias vivencias con su propia estética y así, le da una intimidad aún mayor que si dibujara algo más estrambótico. Es un trazo ameno con el lector, aún si es ajeno a leer mangas, pues cuando está débil, son líneas inestables y finas; en cambio, en sus arrebatos de valentía son líneas fuertes y eso lo hace accesible a todo público. Es capaz de resonar con cualquiera que se conecté a lo retratado, tal vez por eso resonó tanto conmigo y estoy segura que también lo hará con muchos más.
A medida que leía podía verme reflejada en cada una de las viñetas. Por ejemplo, Nagata pone a su personaje al fondo, la pone pequeña para enfatizar ese estado de hacerse invisible para pasar desapercibida en el caos de la vida. Más de una situación que ella aplazaba o no podía, también lo he experimentado. Y así, me llegué a identificar con muchas cosas, estando en tan diferentes culturas, viviendo distintas vidas, pero igualmente estando bajo el mismo cielo, fui capaz de verme a mí misma en lápiz y fondos rosados (no tanto porque ella usa el rosado para marcar puntos claves). Me veía igual de perdida en la selva dibujada de Tokyo/Bogotá, sintiendo el mismo caos y dolor del personaje, queriendo poder dar ese grito de ayuda que ella en el relato aprende a sacar del pecho.
Al terminar de leer yo quería empoderarme de mi talento que guardo y alejar esa maña de huir del mundo real, y la vez de poder encajar en este, que es la confrontación que se desarrolla en el manga. Además, de ir aceptando mi sexualidad, que al igual que el personaje exploré tarde y me hacía sentir culpable de algún modo, pero no como lo hace ella, se pasó de primer mundo, ya verán.
Este manga es más que una increíble historia mundana de superación en trazos simples y tradicionales de formato corto. Es un motor que puede permitirnos inspirarnos, confortar y aceptarnos, no importa lo tarde que demos el grito de ayuda. Es muy importante para visibilizar a la comunidad LGBTIQ+ en Japón, puesto que no es una voz ajena, es una voz de hecho tan compleja pero simple, que puede que le de valor a muchos que siguen en el “closet” o darle un cachetada a muchos que aún creen que eso no existe en su “sociedad limpia”.
Además Nagata es un amor de persona, si la siguen en twitter verán que está muy pendiente de las publicaciones en diferentes idiomas de su trabajo.